Todos nosotros estamos más activados y atentos en determinados momentos y lo estamos menos en otros. Fluctuamos entre diferentes niveles o estados de conciencia en un continuo que va de los estados de relajación y sueño a los estados de urgencia.
La conciencia es intensa cuando vacilamos entre dos o más decisiones que sabemos importantes, cuando hemos de hacer de un modo urgente algo nuevo y anticipar posibilidades en las que no habíamos pensado antes. Cuanto más hemos de discernir sobre el futuro inminente, más vivaz es la conciencia y mayor inteligencia movilizamos.
En el otro extremo, los estados de baja activación que son la relajación y el sueño, según H. Bergson, aparecen cuando nos desentendemos de actuar en la realidad y nos despreocupamos de ajustar nuestros conocimientos y nuestras acciones a lo que acontece en el mundo. Estos estados de baja activación expresan igualmente cosas que sentimos, recordamos o imaginamos, solo que están desvinculadas de la realidad, están 'v…
La conciencia es intensa cuando vacilamos entre dos o más decisiones que sabemos importantes, cuando hemos de hacer de un modo urgente algo nuevo y anticipar posibilidades en las que no habíamos pensado antes. Cuanto más hemos de discernir sobre el futuro inminente, más vivaz es la conciencia y mayor inteligencia movilizamos.
En el otro extremo, los estados de baja activación que son la relajación y el sueño, según H. Bergson, aparecen cuando nos desentendemos de actuar en la realidad y nos despreocupamos de ajustar nuestros conocimientos y nuestras acciones a lo que acontece en el mundo. Estos estados de baja activación expresan igualmente cosas que sentimos, recordamos o imaginamos, solo que están desvinculadas de la realidad, están 'v…