El término griego ‘ pneuma ’ significa espíritu, a la vez que aire, el simple y literal aire de la naturaleza. De ‘ pneuma ’ proviene una palabra tan alejada, en principio, de cualquier forma de espiritualidad como es ‘neumático’. Aire y espíritu son conceptos muy diferentes para nosotros, radicalmente diferentes debemos decir, en nuestras lenguas modernas, pero eran intercambiables en el griego antiguo. No obstante, todavía queda algún vestigio de ello en la actualidad: De la palabra griega ‘ pneuma ’ proviene ‘pneumatología’, una disciplina (marginal) que estudia los fenómenos del ‘pneuma’, esto es, la influencia de los ‘espíritus’ o ‘seres aéreos’, intangibles e invisibles, en las personas. En el contexto cristiano se reconoce la pneumatología como la parte de la teología que estudia los seres y fenómenos espirituales, en especial el 'espíritu santo', como instrumento de las acciones de Dios. En hebreo, ‘ ruaj ’ tiene la misma doble acepción de aire y espíritu. Como l
Permitidme que compare el alma con un par de caballos alados y un auriga. Los caballos alados y los aurigas de los dioses son todos ellos nobles y de noble estirpe, pero los de otras razas son mezclados. Nuestro auriga humano conduce un par de ellos; uno es noble y de noble casta, y el otro es innoble y de casta innoble; y dirigirlos es por supuesto duro y difícil. Las alas son el elemento corpóreo que es lo más parecido a lo divino, y que por naturaleza tiende a elevar y a llevar todo aquello que gravita por las zonas bajas hacia la región superior donde habitan los dioses. Lo divino es belleza, sabiduría, bondad y cosas parecidas; y con ellas el alma se alimenta y crece; pero cuando se alimenta con el mal, la fealdad y lo contrario del bien, se consume y es destruida. Zeus, el poderoso jefe, lleva las riendas de un carro alado y lo conduce hacia el cielo y todo lo ordena y cuida de todo. Los carros de los dioses, en constante equilibrio, obedecen las riendas y corren rápidamente; per