El caminante sobre el mar de nubes de Caspar D. Friedrich (1818). Más allá de la filosofía, la ciencia y la religión ha pervivido la idea de los antiguos materialistas griegos de un alma que se extiende por toda la creación, y la intuición de la participación de elementos universales como el aire, la atmósfera o el cielo en los estados de ánimo, la voluntad y el entendimiento de las personas. Ideas de esta naturaleza han aparecido con recurrencia desde la antigüedad, y aún lo hacen de tanto en cuando, en manifestaciones artísticas, literarias y, especialmente, poéticas. Hemos de ver como no hay nada de sobrenatural o metafísico en estas concepciones de la existencia humana, sino que, todo lo contrario, sus planteamientos son perfectamente naturalistas o materialistas, y nadie se debe de escandalizar por ello. Sencillamente no hay ruptura entre ciencia, arte y religión en la explicación del alma, porque nada hay más allá de la naturaleza. Hölderlin, quien era llamado