No hay dos días exactamente iguales: los hay nubosos, lluviosos, también secos o ventosos; y esta variedad infinita aumenta en gran manera la belleza del universo. Y eso mismo pasa con el hombre que, como dijeron los antiguos, es un mundo en miniatura, porque nunca se encuentra demasiado tiempo en el mismo estado y su vida en la tierra fluye como las aguas poderosas, ondeando y fluyendo con una variedad infinita de movimientos; unos lo elevan con esperanza, otros lo abaten con temor; ora lo arrastran hacia la derecha con gozo, ora hacia la izquierda con temor; y no hay un solo día, ni una sola hora, de esta vida que sea exactamente igual a otro. San Francisco de Sales