La raíz de la conciencia
![]() |
Una lección de Claude Bernard (León Lhermitte, 1889). |
El discurrir de aquello interno que sentimos de nuestro cuerpo, a diferencia de los acontecimientos del exterior, nos resulta prácticamente inenarrable, pues la actividad de nuestro organismo, aunque nos ofrece un flujo continuo de sensaciones, no es información procesable en su mayor parte, no es susceptible de ser tratada como una representación o un dato. Sucede que la fisiología de uno es inefable para uno mismo; aunque se la siente, no entra en los circuitos de memoria, es sensibilidad que simplemente va pasando, incapaz de reproducirse o representarse a sí misma.
Lo que representa y lo representado
son necesariamente cosas distintas; nada se representa a sí, solo
se 'presenta' en sí. De modo que no es nuestra mente sino el mundo
exterior quién aporta los objetos susceptibles de ser representados, conocidos,
recordados; por esto pensamos y razonamos el mundo, no a nosotros mismos, a
nosotros simplemente nos sentimos.
Comentarios
Publicar un comentario