¿Recuerdas que te comenté aquel lance de
un perro ratonero que intentaba desesperadamente cruzar la carretera? Me dio que pensar... Era por la mañana temprano, yo iba con el
coche hacia el trabajo. La carretera estaba bastante transitada a esa hora. El raterillo estaba afuera de un portillo e
intentaba cruzar la calzada con gran dificultad. Se le veía muy inquieto y nervioso.
Sus movimientos no parecían seguir un plan apropiado. Tan pronto corría hacia un lado de la carretera como hacia el otro. Miraba a derecha e
izquierda de manera desordenada. Le vi hacer algunos intentos de cruzar
justo cuando pasaba algún camión o algún coche, intentos que abortó, por fortuna, en
el último instante antes de que lo arrollara un vehículo. Con cada una de esas tentativas aumentaba la ansiedad e hiperactividad del raterillo. Los momentos
que hubiera podido cruzar, con menos tránsito, no lo hacía. Parece claro que la situación lo
desbordaba completamente, no tenía ningún tipo de control. Miraba pero no…